Definitivamente el dolor muscular no es algo normal y un dolor que ya se hizo frecuente nos indica que algo no anda bien, consideremos esto como preámbulo.
Los músculos son órganos cuya complejidad radica en su estructura vascularizada, mantienen una capacidad de contracción y relajación que se adapta a todas las necesidades de la persona, así es que tenemos libertad de acción en nuestras tareas cotidianas. En su composición fisiológica el músculo esquelético es la mayor masa de tejido del cuerpo, constituyendo hasta un 40-45 % del peso corporal total, por lo tanto su ejercitamiento es vital para mantenernos con una buena movilidad.
Si ya van varios meses y el dolor sigue ahí, queremos decirte que hay muchas alternativas, sin embargo existe un gran desconocimiento tanto de las causas que provocan el dolor así como de las alternativas que tenemos para atenderlas:
DOMS Dolor muscular después del ejercicio físico
Puede ser que hoy vas a entrenar en tu deporte favorito, calientas, juegas y de repente sientes esa sensación de dolor muscular, puede ser algo difuso que sólo aparece tras la realización de un ejercicio intenso (tras 24-48h) en nuestra experiencia el dolor se va al segundo o tercer día, pero si esto ya se hizo costumbre entonces tenemos que valorar. Lo primero es revisar tus gestos deportivos, es decir, tu técnica, para saber si en ello existe alguna oportunidad de mejora y emprender medidas correctivas antes de tener complicaciones.
Los Calambres
A quién no le ha tocado uno de estos choques, son contracciones relativamente espontáneas y rápidas que implican a un grupo específico de fibras musculares, por lo regular el calambre desaparece por sí solo en algunos segundos o máximo en minutos. El calambre surge porque estás realizando un esfuerzo mayor en esta área, porque el ejercicio sea de una intensidad muy alta o porque apenas estás retomando la actividad física. Los calambres también pueden aparecer por problemas de hidratación o descompensaciones electrolíticas, así como vómitos o diarreas.
Contracturas
Dolor intenso que proviene de estiramientos prolongados en un músculo específico. Digamos que va más allá del calambre, se trata de una súbita contracción dolorosa que aquí sí, ya no se va por sí sola. Existen dos tipos de contracturas que son por sobre-esfuerzo o por defensa de un sector lesionado.
Rotura
Cuando un músculo pierde su continuidad hablamos de una rotura o desgarro, lo más común es que esto ocurra en la zona lumbar y en el músculo posterior del muslo. Cuando esto ocurre se presenta de manera simultánea dolor, hinchazón, espasmos musculares y capacidad limitada para mover el músculo. Aquí sí, ya no hay otra opción que terapia en consulta y muchas horas de rehabilitación, lo que buscaremos es evitar secuelas, restablecer gradualmente la continuidad de los fascículos musculares, parcial, o de todo el músculo, total, con fenómenos vasculares locales y el fortalecimiento gradual del músculo.
Contusiones
Por contusión entendemos un aplastamiento de fibras musculares en una zona determinada. Cuando esto sucede aparece una sensación intensa de dolor e incapacidad de mover la extremidad y provoca hematoma y tumefacción. Una contusión puede ser benigna con aplastamiento de fibras musculares y reacción vascular local moderada; o grave en forma de contusión-rotura con dislaceración de fibras, contractura muscular y fenómenos vasomotores extensos. Puede ser interna o externa en el músculo.
Hernia Muscular
Las hernias de este tipo también se conocen como miofasciales, estas ocurren la fascia que envuelve al músculo se ve afectada (por ejemplo parcialmente desgarrada) dando lugar a una protrusión focal de tejido muscular. La mayoría de las hernias musculares sintomáticas se tratan de forma exitosa de forma conservadora mediante limitación temporal de actividad física en fisioterapia procurando medias de compresión. Cuando después de la terapia conservadora se sigue observando presencia de dolor se podrían considerar opciones quirúrgicas.